Cuando hablamos de dislexia solemos verla como un obstáculo que nos aleja de nuestras metas. Sin embargo, las personas con dislexia a menudo desarrollan habilidades que resultan muy útiles a lo largo de la vida.
La etapa escolar presenta grandes retos para los niños con dislexia. Por eso suelen compensar sus dificultades en lectoescritura, con estrategias que les permiten seguir el ritmo de la clase.
Una de estas fortalezas o “superpoderes” que suele acompañar a las personas con dislexia, es la resiliencia.
¿Qué es la resiliencia?
Cuando hablamos de resiliencia, nos referimos a la capacidad que tienen las personas de superar experiencias negativas e incluso salir fortalecidas de ellas.
También se consideran resilientes las personas que, a pesar de vivir en situaciones de desventaja o riesgo, resisten las adversidades e incluso salen reforzadas de ellas. A menudo, consiguen lo que se proponen y llegan a cosechar mayores éxitos que las personas que parten de situaciones más favorables.
Las personas resilientes suelen destacar por:
- Enfrentarse a dificultades y fracaso sin tirar la toalla. No viven el fracaso como algo negativo, sino que buscan el aprendizaje que hay tras cada error.
- Suelen ser humildes, reconocen sus errores y son conscientes de sus límites.
- Destacan por ser personas resolutivas, que centran sus esfuerzos y energía en la búsqueda de soluciones sin llegar a frustrarse.
- Presentan mayor tolerancia y empatía con los demás, por lo que desarrollan mejores habilidades sociales.
- La resiliencia también se relaciona con una mejor autoestima y niveles más bajos de ansiedad.
La resiliencia en las aulas
La resiliencia, esta capacidad de afrontar el fracaso sin rendirse, es una actitud importante para encarar cualquier revés que surja a lo largo de la vida.
Dentro del aula, nos encontramos con alumnos que, ante los errores o tropiezos, se desaniman y su rendimiento escolar se ve comprometido. Otros alumnos, en cambio, perseveran en la lucha por sus objetivos aunque estén atravesando un momento difícil o estresante, y, de este modo, consiguen aprobar e incluso mejorar sus notas.
Los alumnos más resilientes, centran sus esfuerzos en perseguir sus objetivos aunque la situación no sea favorable. Dentro del aula, ser resiliente supone una gran ventaja, ya que impide que la frustración y el estrés afecte a los resultados y nos aleje de nuestra meta.
Cómo se puede fomentar la resiliencia.
No todas las personas actuamos igual ante situaciones adversas o traumáticas. La resiliencia depende de múltiples factores, algunos propios de cada persona, como la persistencia, y otros derivados del ambiente que la rodea, como la seguridad.
Mantener una actitud positiva ante los reveses de la vida y ser capaz de afrontar las situaciones adversas es importante a lo largo de toda la vida. Por esta razón, es interesante saber cómo se puede desarrollar y fomentar la resiliencia:
- Un ambiente seguro y estimulante, tanto en el colegio como en casa. Un entorno dónde los niños se sientan respetados y queridos, facilita que desarrollen una actitud constructiva ante los errores y, en vez de dejarse llevar por una sensación de derrota, se centren en buscar soluciones y aprendizaje.
- Fomentar la visión optimista y positiva ante las situaciones. Debemos evitar centrar nuestra energía en la parte negativa de los problemas.
- Interpretar las dificultades como retos que se pueden resolver y superar.
- Ver los errores como una parte más del aprendizaje, sin connotaciones negativas.
- Poner el foco en la búsqueda de soluciones.
- Favorecer la autonomía, la seguridad y confianza en sí mismos.
- Promover el desarrollo de valores personales y sociales. Las personas resilientes también destacan por tener un nivel alto de empatía y de habilidades sociales.
- Cultivar relaciones sanas basadas en la comunicación, escucha activa y empatía.
- Mantener unas expectativas altas sobre los resultados que puede alcanzar el niño y demostrar confianza en su capacidad para salir de situaciones difíciles.
- Dar ejemplo y ser un referente. Es habitual que las personas que han superado una situación difícil hayan tenido a su lado un referente o modelo. Puede ser parte de la familia o no, se trata de una persona que ofrece apoyo y ayuda a dar sentido a la experiencia que se está viviendo.
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