Cuando las familias reciben un diagnóstico de dislexia, a menudo surgen muchas dudas sobre cómo acompañar al niño sin dañar su autoestima.

Una de las primeras preguntas que suelen plantearse las familias es si deberían hablar con el niño sobre su diagnóstico y explicarle qué es la dislexia. 

No hay una única respuesta válida para esta cuestión. Cada familia debe decidir si quieren compartir esta información con el niño o si prefieren esperar. A veces, es conveniente tomarse un tiempo para informarse, reflexionar y observar si es un buen momento o no para tener esta conversación con el niño. 

«Lo segundo es decidir si realmente quieres o no decírselo, porque en realidad no hay nada que te obligue a hacerlo. Para algunos jóvenes, es un alivio saber que tienen dislexia, porque entonces dejan de creer que son tontos, vagos o despistados. Además, si el colegio colabora, puede que, además, sus compañeros y sus profesores lo ayuden a superarlo, estimulando sus fortalezas. Sin embargo, otras personas prefieren no tener etiqueta y trabajar duro en silencio sin ni siquiera saber que se llama dislexia. Eres tú el que conoce la personalidad del niño y puedes elegir. Personalmente, no creo que sea mejor ni una cosa ni otra, porque he visto casos de éxito en ambas situaciones.»

Extraido del libro Superar la dislexia de Luz Rello.

Cómo decirle a un niño o niña que tiene dislexia

¿Cómo decirle a un niño o niña que tiene dislexia?

En el libro Superar la dislexia, Luz Rello comparte propone una serie de pautas que pueden ayudar a las familias a hablar con los niños sobre dislexia con tranquilidad, claridad y confianza.

Pauta 1
No es necesario utilizar la palabra dislexia.

Si se prefiere no usar la palabra dislexia por no etiquetar el problema, entonces se le pueden explicar al niño las alteraciones que tiene de lectura o escritura para que sepa en qué debe trabajar y esforzarse más.

Habla sobre dislexia con normalidad
Habla sobre la dislexia con normalidad.

Aunque sean muy pequeños, los niños se dan cuenta de casi todo. Si decides comunicarlo, hazlo con transparencia, usando la palabra dislexia. Hazlo también con madurez, delicadeza y sobre todo con normalidad. Comenzad por ver las diferencias como algo normal, porque al final todos somos diferentes. Los siguientes hechos e ideas pueden servir a la hora de comunicarlo:

Cómo decirle a mi hijo que tiene dislexia
La dislexia no tiene que ver con la inteligencia.

Puede que al niño le cueste entenderlo y que no lo crea. Incluso a muchos disléxicos adultos nos cuesta.

Se le puede explicar que está demostrado con estudios que tienen en cuenta a miles de personas. Y que es verdad que las personas con
dislexia parecen, pero solo parecen, menos inteligentes, porque la lectura y la escritura están muy asentadas en nuestra sociedad. Por ejemplo, si en vez de comunicarnos así fuera con música (como hace no tantos años, los libros eran cantados, o como todavía se hace en algunas tribus de Australia), entonces las privilegiadas serían las personas con oído absoluto.

Cómo decirle a un niño o niña que tiene dislexia
La dislexia es muy frecuente.

Es decir, su caso es especial, pero no tanto. Entre 5 y el 10% de la población tiene dislexia.

En su clase, lo más seguro es que al menos haya otra persona con dislexia

La dislexia no es una enfermedad
La dislexia no es una enfermedad.

La dislexia afecta a la lectura y a la escritura, pero no es una enfermedad, y en esto está
de acuerdo toda la comunidad científica. De hecho, la propia definición de dislexia indica que es un «trastorno específico del aprendizaje».

La dislexia es una condición de la persona, por eso se acepta más la expresión «tiene dislexia», en vez de «es disléxico», que identifica a la persona por su condición.

El esfuerzo es lo que cuenta
Es el esfuerzo lo que cuenta.

Igualmente, con trabajo se puede salir adelante, incluso se puede conseguir que nadie note que tiene dislexia si es lo que quiere. Pero hace falta mucho trabajo. Porque a pesar de tener dislexia no van a regalarle nada. 

A lo mejor, en el colegio, consigue que lo ayuden más, pero en la vida real es más difícil. Por ejemplo, si quieres dedicarte a la música y no tienes oído absoluto, tendrás que esforzarte más que la mayoría. Igualmente, si tienes dislexia y quieres terminar los estudios que se basan en la lectura y en la escritura, deberás hacer un esfuerzo especial. 

Le puedes explicar que hay personas con dislexia con éxito y que, si trabaja duro, puede conseguir lo mismo.

Pregúntale si quiere compartirlo
Pregúntale si quiere compartir con los demás que tiene dislexia.

La dislexia es suya y no tuya. Puede que él quiera que guardes el secreto incluso en tus
círculos. Los niños, a pesar de ser jóvenes, aprecian mucho este respeto. Ambas decisiones son respetables.

Si lo quiere compartir con su clase, puede escribirles una carta o hacer una presentación. En el siguiente enlace puedes ver un ejemplo: Carta de un niño o niña a sus compañeros.

Apoyo incondicional
Tu hijo cuenta con tu apoyo incondicional.

Deja claro que tiene tu apoyo incondicional como siempre, independientemente de su dislexia.

La dislexia no cambia nada en casi ningún aspecto, solo en el esfuerzo extra que tendrá que realizar en la lectura y la escritura.