Esta información está extraída del libro «Superar la dislexia» de Luz Rello.

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Existe una gran cantidad de información previa sobre el componente familiar y estudios de gemelos que sugieren un componente heredado sustancial. Por ejemplo, la proporción de varianza en las habilidades de lectura que se explica por genética es alta, con estimaciones de heredabilidad que varían de 0,4 a 0,8.

En este campo, cabe destacar la investigación de DeFries, quien, estudiando a gemelos idénticos,  comprobó que cuando uno de los hermanos es disléxico, existe el 70% de posibilidades de que también lo sea el otro. En el caso de los gemelos no idénticos (equivalente a hermanos no gemelos), la posibilidad es solo del 45%. Este tipo de estudios defienden la existencia de una base genética de la dislexia, en el que el componente genético influiría un 60%, aproximadamente, mientras el 40% restante se debería a factores ambientales.

Diversos estudios defienden el importante papel de la genética en el desarrollo de la dislexia, aunque existen diferencias sobre los genes implicados. No obstante, la arquitectura genética subyacente a la dislexia debe ser compleja y multifactorial, esto implica una combinación poligénica – dos o más genes contribuyen al fenotipo- y heterogénea -el mismo trastorno puede ser causado por múltiples orígenes es diferentes individuos-. En esta línea, un extenso número de estudios han señalado los siguientes genes en relación con la dislexia: DYXICI, DCDC2, KIAA0319, previamente asociado con déficit fonológico en personas con dislexia, DYX3, DYX4, DYX5, DYX6, DYX7, DYX8, DYX9 y ROBO, entre otros.

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Sin embargo, la relación entre la información genética y las habilidades de lectura no es sencilla, especialmente porque las bases de la genética son altamente complejas y heterogéneas. Aun deben acumularse e integrarse gran cantidad de datos para alcanzar una comprensión coherente que nos permitirá desentrañar los factores ambientales y los efectos genéticos de la dislexia.

En resumen, para obtener mejor comprensión sobre la biología de la dislexia, es necesario que las mediciones de neuroimagen que permiten una evaluación cuantitativa del fenotipo disléxico puedan ser relacionadas con las variantes genéticas, por ejemplo, a través de una mayor comprensión de las rutas moleculares que afectan a la migración neuronal y que a su vez afectan al procesamiento fonológico.