Si sospecha de que su hijo o alumno tiene una mayor dificultad al momento de aprender una lengua extranjera, como por ejemplo, el inglés, le invitamos a conocer algunos de los factores que influyen cuando el niño tiene dislexia.

En la ocasión, Lorenzo Antonio Pallarés, psicólogo, psicoterapeuta, formador en cuentoterapia, y quien además actualmente trabaja en la Consejería de Educación de Murcia, donde dirige a un equipo que tiene como labor principal centrarse en las dificultades del aprendizaje; entrega su visión y algunas estrategias para que los niños con dislexia puedan aprender otro idioma.

Sumado a ello, cabe señalar que su trabajo se enfoca sobre todo a estudiantes que tienen dislexia, discalculia, hiperactividad, disgrafia y déficit atencional, entre otras dificultades del aprendizaje.

Mito o Realidad: ¿La dislexia y el inglés se llevan bien entre sí?

Está demostrado que la mayoría de las personas que tienen dislexia no les cuesta tanto el aprendizaje de otro idioma, sino más bien el aprobar las asignaturas de idiomas. El problema de la incorporación de la segunda lengua (L2)  sobre la lengua materna (L1) es debido al tipo de enseñanza que la escuela entrega.

La persona que es disléxica ya tiene un problema en el aprendizaje de su propia lengua sobre todo a nivel de lectura y escritura. “Si encima le pedimos, cuando aún su lengua materna no está consolidada a ese nivel, que aprenda a leer y escribir en otro idioma, que además tiene otro código de decodificación, puede que finalmente no aprenda el segundo ni el primero, creando en el intento de hacer niños bilingües, niños semilingües”.

Ante esto, Pallarés sostiene que uno de los obstáculos que pueden enfrentar los niños con dislexia al momento de aprender otro idioma, es la edad en la que se incorpora, la forma y la metodología con la que se hace esa incorporación y la transparencia que tenga ese idioma a nivel de su decodificación viso-ortográfica.

Por lo que, tal como se ha mecionado anteriormente, hasta que su lengua materna no esté consolidada, no se debe incorporar otra; a no ser que sea un auténtico bilingüismo que la familia ejerza en casa y cuando el niño está aprendiendo su idioma. El problema sucede cuando se incorpora el segundo idioma de forma fragmentada, porque cuando el niño está a medias del propio proceso de su idioma de origen, no se debería introducir la lecto-escritura hasta que no la domine en español, por ejemplo, al menos a partir de final de segundo de primaria o primero de tercero.

Esto suele pasar más con la lectura que se introduce cuando el disléxico aún no tiene consolidada la suya, es decir en su propio idioma; siendo un grave error metodológico. También, por otra parte se le pide al niño el aprendizaje de la gramática, no la incorporación de las estructuras morfosintácticas de forma pragmática. Se enseña el idioma de forma abstracta y no partiendo de la realidad comunicativa, de este modo se pierde la motivación y la naturalidad en la enseñanza, porque se descontextualiza de la realidad.

“Otro de los obstáculos es la transparencia, en el caso del inglés es mucho más opaco que el español. Nosotros tenemos cierta opacidad como en los fonemas que comparten grafema, por ejemplo: b,v y w…. g y j ,… c,z … c,k y q …. Y, ll, … o la h que no se pronuncia. Esto dificulta la estrategia cerebral en cuanto a acceder a la lectura por la vía indirecta, es decir mediante la transcripción fonológico-silábica, pero en el inglés es aún más complejo y existen múltiples formas de decir una sílaba o palabra, es muy irregular y arbitraria, por lo que se tiene que llegar a la lectura utilizando la estrategia directa o visortográfica. Lo cual complica mucho la lectura para el disléxico, sobre todo cuando hay una dificultad en recuperar el lexicón o diccionario visortográfico”. 

5 Estrategias para ayudar a su hijo o alumno a aprender otro idioma

  • El apoyo oral y visual en la enseñanza del idioma.
  • El hacerlo muy práctico y partiendo de temas de interés para el niño que le despierte el interés comunicativo.
  • No forzarles antes de tiempo.
  • Uso de películas y dibujos no dobladas.
  • Intercambios culturales con niños de otras nacionalidades, campamentos en otros idiomas o países.

Estas recomendaciones también son extensibles a los centros escolares, ya que los colegios podrían hacer la enseñanza del idioma partiendo de la significatividad, es decir, evitar en principio la lectoescritura y empezar por la oralidad y la cultura; procurando no poner énfasis en aspectos gramaticales o de corrección, sino en aspectos comunicacionales y pragmáticos.

“Por ejemplo en el caso de Murcia se ha cambiado el instrumento de evaluación y éste se ha hecho de forma más oral o con apoyos visuales. También se adecuan los estándares de aprendizaje y el peso de estos se pondera para este alumnado”.

En definitiva, es importante pensar que el disléxico es diferente en su forma de aprendizaje, en todas las asignaturas y en concreto, también en la enseñanza de los idiomas. Esto no significa que no pueda aprender, pero para muchos de ellos el proceso ha de ser más lento, por lo que es necesario que se hagan más adecuaciones de acceso al currículum, que con otros alumnos que no tienen estas dificultades específicas del aprendizaje.