Hay una razón para insistir en que es mejor ver menos televisión y leer un buen libro.

Cuando leemos se activa el área asociada con la recepción del lenguaje, la corteza temporal izquierda. El procesamiento del material escrito, desde las letras hasta las palabras y las oraciones, hasta las historias en sí mismas, activa las neuronas a medida que deben transmitir toda esa información.

“Por lo general, cuando lees, tienes más tiempo para pensar”, dice Maryanne Wolf, EdD, directora del Centro para la Dislexia, Estudiantes Diversos y Justicia Social de UCLA. “La lectura te da un botón de pausa único para la comprensión. En general, con el lenguaje oral, cuando ves una película o escuchas una cinta, no sucede esto».

 

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En otro estudio realizado en la Universidad de Stanford encontraron que las imágenes obtenidas por resonancia magnética en personas que leían con intensidad una novela de Jane Austen mostraron un aumento en el flujo de sangre a áreas del cerebro que controlan tanto la función cognitiva como la ejecutiva. 

Pero, ¿qué pasa con las personas que sufren dificultad de comprensión o condiciones como la dislexia? Los científicos de la Universidad Carnegie Mellon estudiaron a niños de ocho a diez años que con dificultades de lectura. Tras bien horas de clases de entranamiento lector,  la calidad de la materia blanca de sus cerebros mejoró significativamente. Se trata del tejido que transporta señales entre las áreas de materia gris, donde se procesa la información.

 

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La conclusión de los investigadores es que  los cerebros de estos niños habían comenzado a reconectarse de tal manera que podían beneficiar a todo el cerebro, no solo a la corteza temporal centrada en la lectura.

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