Si alguna vez te han puesto una inyección, probablemente le debas la vida al cangrejo herradura del Atlántico. La industria farmacéutica utiliza un extracto de su sangre, el lisado de amebocito del Límilus o LAL, para probar fármacos, vacunas y aparatos médicos, como los riñones artificiales, y comprobar que no hay microbios. No existe ninguna otra prueba tan sencilla y fiable. Ahora sabemos que también permite detectar la meningitis y el cáncer.
El cangrejo herradura en realidad no es un cangrejo. Ni siquiera un crustáceo. Se parece más a las garrapatas, los escorpiones y las arañas y es el último superviviente del orden, antaño numeroso, de los Xiphosura («Cola de espada»).
El cangrejo herradura del Atlántico se encuentra normalmente en el Golfo de México, a lo largo de las costas del Atlántico Norte y los mares del sudeste asiático. Existe desde el Ordovícico, hace 445 millones de años, y no han cambiado en todo este tiempo, que equivale al 75 por ciento de todo el tiempo transcurrido desde que apareciera la vida en el planeta, unos 200 millones de años antes de la aparición de los dinosaurios.
Puede alcanzar los 50 cm, y se alimenta de moluscos, gusanos y otros invertebrados. Pasa gran parte de su vida enterrado en la arena, donde captura a sus presas.
Tiene un cuerpo segmentado en tres lóbulos divididos por surcos longitudinales y patas ventrales de las que surgen apéndices y ojos compuestos. Tiene diez ojos.
Su número se encuentra en recesión de una forma lenta pero constante. Este declive es debido al cambio climático que se está acelerando con las emisiones de gases invernadero que emitimos los humanos. Otros estudios aseguran que la sobrepesca y las capturas para las farmacéuticas también contribuyen en gran medida a su desaparición.
Los cangrejos herradura viven en zonas costeras de poca profundidad que suelen estar contaminadas. Un litro de esta agua de mar puede contener fácilmente miles de millones de bacterias tóxicas. Los cangrejos herradura carecen de sistema inmunitario, por lo que no pueden desarrollar anticuerpos para combatir las infecciones. Sin embargo, su sangre contiene un elemento milagroso que se coagula alrededor de los agentes invasores y los disuelve: es lo que se utiliza en la producción del LAL, Para descubrir si algo destinado a un uso médico está contaminado o no, solo hay que exponerlo a un poco de LAL: si no coagula, está limpio.
A diferencia de los seres humanos, la sangre de los cangrejos herradura no tiene hemoglobina -que se vale del hierro para transportar oxígeno- sino hemocianina -que utiliza el cobre. Y eso explica que su sangre sea azul. Un litro vale unos 15000 dólares estadounidenses.
Para conseguirla, no se mata a los cangrejos herradura. Se pescan manualmente hasta un millar de ellos cada semana y se transportan vivos al laboratorio. Aunque se les extrae un 30% de su volumen sanguíneo, se recuperan rápidamente y se devuelven al agua. Se sangra a los cangrejos una vez al año, se congela y se deshidrata la sangre y, entonces, se envía a todo el mundo.
Además de lo extraordinario de su sangre azul, los cangrejos herradura pueden soportar el calor y el frío extremos y pasar un año sin comer.