Los músicos, en general, suelen tener mejores habilidades lingüísticas que las personas sin formación musical. Por ejemplo, son capaces de discriminar mejor los sonidos específicos de una lengua. Esta capacidad ‘aumentada’ ha llamado la atención de los neurocientíficos, que han realizado un sinfín de estudios tratando de entender de qué forma música y lenguaje estaban relacionados en el cerebro, si se producía una transferencia de una habilidad a otra y cómo. Y hay diversos trabajos que sugieren que esa ventaja que tienen los músicos en el procesamiento del habla podría estar inducida por el entrenamiento musical.
Si embargo, hasta el momento solo de trataba de correlaciones que no explicaban el mecanismo subyacente y que no respondían a una pregunta clave: ¿los músicos nacen con un córtex auditivo mejor que les permite llegar a ser músicos y eso hace que, además, tengan mayor facilidad para los idiomas? ¿O es el entrenamiento musical lo que mejora su córtex auditivo y, además, su habilidad lingüística? El huevo o la gallina. Un nuevo estudio del Instituto McGovern para la investigación cerebral del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) arroja luz sobre esta cuestión.
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