Muchos niños con dislexia experimentan dificultades de concentración. En muchos casos se debe al gran esfuerzo que tienen que realizar en la decodificación de la lectoescritura. También existe comorbilidad entre la dislexia y el TDA-H o trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad.

Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que la relajación ayuda a mejorar el rendimiento académico, además de ser efectivo para disminuir la ansiedad y promover las habilidades sociales.

Dentro de las técnicas de relajación, en los últimos años se ha desarrollado mucho la práctica de la atención plena o Mindfulness. El protocolo más utilizado, el Mindfulness-Based Stress Reduction,  fue desarrollado por Kabat-Zinn en 1990. Se trata de un programa de meditación grupal bien establecido que ha sido ampliamente utilizado en las últimas décadas en varios contextos. La base de MBSR es la meditación consciente, definida operacionalmente como «la conciencia que emerge al prestar atención deliberadamente, en el momento presente y sin juzgar, a cómo se presenta la experiencia momento a momento«.

Se han encontrado muchos beneficios derivados de la práctica de  la atención plena, beneficios en los síntomas de ansiedad, de depresión, en el estrés, en la evitación y rumiación y en los trastornos del sueño, entre otros. Un estudio realizado con adultos con dislexia encontró que los talleres de Mindfulness ayudar a mejorar la atención sostenida, y que esa mejora en la atención ayudaba a obtener mejores resultados en la lectura.

El objetivo del Mindfulness es mejorar la atención en el momento presente, lograr un mayor control emocional, un estado de mayor relajación y dejar de fabricar pensamientos negativos que nos entorpecen. Muchos niños con dislexia pueden experimentar pensamientos negativos del tipo “no soy capaz”, “yo no valgo para esto”, y esta práctica les puede ayudar a focalizarse en el presente y no dejarse invadir por estos pensamientos boicot.

Para los niños, resulta especialmente interesante realizar esta práctica justo antes de comenzar a estudiar o, si tienen problemas para dormir, antes de conciliar el sueño. Se puede realizar tanto sentada como tumbada, depende del objetivo. Si es para estudiar, es recomendable que se realice desde una posición sentada para evitar que entre sueño.

Se recomienda encontrar un lugar confortable y tranquilo, libre de distracciones, para realizar una práctica regular, cotidiana. Es mejor comenzar por 1 o 2 minutos cada día, incrementado el tiempo hasta llegar a los 20 minutos, tiempo perfecto para alcanzar todos los beneficios de la atención plena.

Vamos a compartir dos ejercicios de Mindfulness que puedes ir practicando en casa. Los padres de los niños con dislexia pueden animarse a practicar estos ejercicios con sus hijos, obteniendo un beneficio para toda la familia.

1: Ejercicio de respiración

Ahora vas a prestar mucha atención a tu respiración. Respira por la nariz y lleva el aire a tu vientre, mantén el aire en el vientre durante unos segundos y suéltalo despacio por la nariz. Presta atención al sonido y al ritmo de tu respiración, te ayudará a que los pensamientos no se disparen. De todas maneras, lo más normal es que la mente comience a parlotear. Si eso ocurre, simplemente trata de observar los pensamientos como si se tratara de una película y vuelve a focalizarte en la respiración.

Este ejercicio se puede realizar en cualquier lugar, por lo que es muy útil justo antes de los exámenes para que los nervios no jueguen una mala pasada

2: Ejercicio de observación consciente

Se trata de elegir un objeto cotidiano, como una taza de café, un bolígrafo, una fruta… y centrar toda tu atención en el objeto. Observa su forma, su color, su tamaño, su textura… y te irás dando cuenta cómo tu mente se libera de sus pensamientos al prestar mucha atención a este objeto.

Con los niños podemos realizar versiones muy divertidas de esta práctica. Por ejemplo les podemos tapar los ojos y darles algún tipo de aperitivo y que tengan que adivinar lo que es, describiendo con mucho detalle lo que perciben con los sentidos: olores, sabores, textura…

Esta práctica les ayuda mucho a centrarse en el momento presente y salir de sus preocupaciones. Tendrán la mente más despejada y abierta para aprender.

 

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