Esta información está extraída del libro «Superar la dislexia», de Luz Rello
Pocas veces la dislexia aparece sola; frecuentemente viene acompañada por:
– TDA o TDAH (del 18 al 42% de los casos): trastorno neurobiológico que implica dificultades en el mantenimiento de la atención voluntaria ante actividades académicas o cotidianas. Puede acompañarse de una falta de control de impulsos.
– Discalculia (del 2 al 6% de los casos): dificultad específica de aprendizaje para entender y trabajar con números.
– Disgrafía (más del 50% de los casos): dificultad para coordinar los músculos de la mano y el brazo, causando dificultades en la escritura.
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– Síndrome de estrés visual (aproximadamente el 26% de los casos): es un trastorno del procesamiento perceptivo, que se caracteriza por distorsiones de la percepción visual. A diferencia de la dislexia, no es un trastorno del lenguaje.
– Lateralidad cruzada (aproximadamente el 50% de los casos): se produce cuando la lateralidad no está bien definida en uno de los lados (derecho o izquierdo) y se relaciona con dificultades en la coordinación y en la orientación espacial. La lateralidad es la preferencia espontánea en el uso de los órganos situados al lado derecho o izquierdo del cuerpo, como los brazos o las piernas.
– Altas capacidades (del 2 al 5% de los casos entre las dificultades de aprendizaje, no necesariamente dislexia): personas con una capacidad de aprendizaje muy superior a los demás,pudiendo establecerse diferentes medidas, entre ellas el cociente intelectual.
– Fortalezas: capacidades que las personas con dislexia desarrollan en mayor medida que las personas sin dislexia, bien sea producto de una compensación de sus dificultades o como resultado de un diferente funcionamiento cerebral. Entre las fortalezas más nombradas está el procesamiento visual, el emprendimiento y la creatividad.