Qué es la dislexia
La dislexia es una dificultad de aprendizaje de origen neurobiológico. Se caracteriza (Ver características de la dislexia) por dificultades en el reconocimiento de las palabras escritas, y en un déficit en la decodificación lectora y en la escritura. En español suele reconocerse por un enlentecimiento de la lectura y un mayor número de errores ortográficos. La dislexia no está relacionada con la inteligencia y afecta aproximadamente al 10% de los niños en edad escolar.
Ver también:
Síntomas de la dislexia por edades
Cómo es tener dislexia siendo adulto
La dislexia no se cura, se compensa. Cuanto antes de detecte, mayores son las posibilidades de que la dislexia no cause problemas en la escuela. Es probable que algunas dificultades permanezcan, aun cuando se hayan desarrollado estrategias de compensación adecuadas. Estas dificultades son más comunes en disléxicos que han sido diagnosticados tarde o no han sido diagnosticados.
En este artículo presentaremos las dificultades que tienen algunos adultos disléxicos a la hora de preparar unas oposiciones y aprenderemos qué técnicas de estudio han desarrollado para compensar sus dificultades en la preparación y realización de los exámenes.
Dificultades comunes que encuentran los disléxicos a la hora de preparar oposiciones
Susana tiene 26 años y le detectaron la dislexia a los 9, trabajando desde entonces con pedagogos y profesores particulares. Para Susana opositar es una de las cosas más difíciles que ha hecho en todos sus años de estudiante. Empezó a opositar en 2015 para profesora de inglés en primaria, en 2015 y 2016 suspendió, pero este año por fin aprobó.
Ana es Auxiliar Administrativa en la Conselleria de Sanidad. Cuando preparó la oposición ya sabía que probablemente era disléxica, pero no sabía gran cosa sobre las dificultades que comporta ni era consciente de hasta qué punto esto podía ser un hándicap. Por ello “se preparó como cualquier otro compañero”. Su historia también tiene un final feliz. Ana se preparó en una academia que “tiene un sistema muy efectivo de preparación”. En la academia había exámenes semanales de toda la materia dada hasta el momento, no permitiendo bajar la guardia. Estuvo tres años preparándose y consiguió dos plazas dentro del personal no sanitario de Sanidad.
Abigail tiene 48 años y vive en Murcia. No tiene un diagnóstico oficial de dislexia, pero sabe que lo es, también su hija es disléxica. En la actualidad está preparando oposiciones para la Administración de Justicia. “Siempre me pregunto si no me estaré equivocando.” –confiesa.
El factor tiempo
Una queja común entre los opositores disléxicos es el factor tiempo, tal y como relata Abigail:
“Yo estoy segura de que si me dieran un poco más de tiempo podría superar el examen, pues algunas preguntas, a la hora de plantearlas, tardo más tiempo en contestarlas. Me cuesta entender qué me están preguntando y ¡no os digo nada si son invertidas!”.
A Abigail le gustaría luchar para que la dislexia se reconozca a nivel estatal y dieran más tiempo para hacer los exámenes. Es escéptica respecto a que ella pueda llegar a verlo, pero espera que su hija sí.
Susana sufrió depresión durante la preparación como consecuencia de los suspensos. Trató de pedir al sector público ayuda para conseguir más tiempo en el examen y no se lo concedieron.
“Por lo tanto me hundí más al ver que los disléxicos no contamos más que con barreras que no nos ayudan a superar la dislexia”.
Dificultades de atención
Otra de las dificultades comunes que describen los disléxicos a la hora de estudiar oposiciones, son las dificultades de atención y concentración. Dificultades que pueden ser debidas al sobreesfuerzo para compensar las dificultades de lecto-escritura, o también pueden deberse a la existencia de un trastorno de déficit de atención concomitante (ver post sobre dislexia o TDA-H).
Ana reconoce que tiene un problema serio de concentración:
“Me distraigo muy fácilmente, un hándicap al que no soy capaz de encontrar solución”.
Aunque ella misma nos propone algunas soluciones, como estudiar siempre en la biblioteca, para no distraerse con sus cosas. Y lo más importante, la actitud: mucha paciencia, muchas horas y retarse a uno mismo.
Susana también lidia con un déficit de atención “muy grande”. Su neurólogo le ayudó con unas pastillas y le prohibió usar tapones porque “pese a que me ayudasen a la concentración, empezaba a dificultad mi capacidad de abstracción.” El día que no se los ponía, no podía hacer nada, así que nos recomienda no usarlos. A la hora de estudiar, copiaba todo porque “no se enteraba de lo que leía hasta que lo copiaba”.
Estrategias para estudiar
Elaborar bien la información es crucial para compensar las dificultades de la dislexia. Nuestras entrevistadas parece que tienen estrategias bastante similares, en las que podemos extraer un patrón común. Ese patrón común incluye varias lecturas del temario, desarrollando las siguientes pautas:
1: Lectura general
Abigail intenta leer por encima todo el temario, aunque confiesa que la mayoría de las veces no lo consigue y entonces tiene la sensación de que pierde el tiempo. Beatriz, también disléxica, solía leer el texto en voz alta la primera vez, y realizar esquemas simples para sintetizar conceptos clave, de cara a la segunda lectura. Con los años ha suprimido esta fase y pasa directamente a la siguiente. Las otras entrevistadas empiezan directamente con una primera lectura reflexiva, en la que usan colores para resaltar el texto.
2: Subrayar con colores
Susana utiliza el truco de los colores: usa los mismos siempre (para títulos, subtítulos, autores, fechas, etc). Por ejemplo, si para las fechas era el amarillo, siempre utiliza el amarillo.
De entrada, Ana subraya con fosforescente de un solo color, intentando dejar sin color la máxima cantidad de texto posible, de manera que solo estén subrayadas las frases o palabras clave, para poder leer más rápido. Todo lo que se repite lo deja fuera, y a veces acaba haciendo sus propias frases más simples, pero sin dejar nada en el tintero. Si un párrafo es una definición de algo lo “recoge” con lápiz y escribe el concepto que se define.
Beatriz también comienza a marcar lo que cree relevante. Marca las cosas en colores que le son fáciles de recordar, por ejemplo: rojo para las cosas que confunde o que le cuesta memorizar, naranja para lo importante. También utiliza el lápiz para ir subrayando todo y hacer las lecturas guiadas. En las cosas de difícil comprensión realiza un esquema y dibujos de comprensión.
Abigail, en su segunda lectura, empieza a leer con detenimiento y subraya. Esta fase es fundamental y utiliza mucho los colores. Como Susana, cada color es para una cosa, por ejemplo en amarillo subraya las leyes, las fechas o el tiempo en rojo, etc. También hace anotaciones en el margen para indicar lo que en ese párrafo le están diciendo y si es importante pone signos de exclamación al lado.
3: Realizar esquemas
Reducir la información a través de esquemas parece ser uno de los pasos más importantes para estudiar con eficacia.
Realizar un esquema o mapa mental con las ideas principales de tus temas, te ayudará a organizar y jerarquizar la información. Además, te resultará más sencillo repasar los temas y favorecerás la memorización de los conceptos más importantes y la relación entre ellos.
Aunque los esquemas y mapas mentales son una gran herramienta para los estudiantes, si no sueles utilizarlos, puede que no sepas por dónde comenzar. Las herramientas de diseño como Canva, resultan muy útiles para superar el miedo al folio en blanco gracias al creador de mapas mentales y al creador de mapas conceptuales o esquemas, que encontrarás en esta plataforma.
Canva es una herramienta de diseño gratuita, que ofrece todos los elementos que necesitas para confeccionar esquemas y mapas mentales de forma rápida, intuitiva y personalizada. Puedes comenzar tus diseños desde una página en blanco o utilizar una de las plantillas que están disponibles en Canva y personalizar o añadir los textos, colores, diseños y gráficos según tus necesidades. Puedes comenzar ya tus diseños registrándote en Canva.com.
Como puedes ver en los siguientes testimonios, organizar la información en esquemas o mapas mentales, es muy útil para sacar el máximo rendimiento a tus horas de estudio.
Así lo expresa Susana:
“De cada tema me hacía esquema de autores, de teorías y conceptos importantes, resúmenes del tema, esquemas del tema, así como palabras en inglés que dudaba si eran con ss o s, cc o c, cosas que me ocasionaban dudas”.
“Nunca he sabido hacer resúmenes –nos confiesa Abigail- además mi examen es tipo test y no puedo obviar ninguna información”. Sin embargo también tiene su método bien desarrollado: hace esquemas y/o mapas conceptuales, donde también «abusa» de los colores:
“Para mí es importante esta parte porque me permite tener en la mente mis esquemas y, sobre todo, comprender las fases de lo que estoy estudiando”.
Señala que es fundamental comprender lo que estudia y reconoce que le lleva mucho tiempo con respecto a otras personas, quienes con leer varias veces el texto les resulta suficiente. También tiene la necesidad de esquematizar o poner en guiones los párrafos de texto muy extensos:
“Con una nota pos-it divido dicho párrafo resumido en guiones y lo coloco junto al mismo. Tengo todo el libro lleno de notas pos-it, de esta forma me resulta más fácil estudiar».
Ana comienza con los esquemas en la segunda lectura:
“Voy haciendo micro esquemas en los márgenes a lápiz, que indican lo que pone en el texto sin necesidad de leerlo. Tienen que ser muy escuetos, porque no cabe casi nada».
Para ello usa abreviaturas inventadas con el objetivo de poder saber el significado de las cosas sin leer, aunque a veces, dice Ana,
“las pongo del revés o no estoy segura de haberlas puesto bien. A veces borro varias veces hasta que de un golpe de vista puedo recordar lo que pone en el párrafo sin leerlo».
Ana explica que cuando acaba los esquemas ya sabe bastante bien la materia.
En la segunda lectura, ya con todo subrayado, Beatriz se dedica a ir memorizando los datos más importantes. Los colores, dibujos y esquemas le ayudan. Suele tener unas «libretas mágicas» en las que va escribiendo de forma sintetizada las aspectos importantes, los que le cuesta diferenciar y/o comprender.
4: Repasar y memorizar
Para Ana es muy importante recordar todo con mucha exactitud, lo más literal posible; por este motivo estudia sobre el mismo texto hasta que lo tiene controlado.
A la tercera lectura, mirando lo subrayado y los esquemas, Ana comprueba que recuerda lo que pone, y si no es así, se para más (sobre todo en plazos, cifras, cantidades) y utiliza algunos trucos mnemónicos: intenta relacionarlo con otros plazos para distinguirlos, se fija en la cantidad que hay entre una cifra y otra, si la fecha le recuerda algo, si son números pares o impares, si tiene alguna lógica con la materia o es totalmente arbitrario, etc. También hace algunos esquemas extra para temas que requieren comparar información o que son más densos, en los que intenta recopilar toda la información: suelen tener orientación vertical en lugar de horizontal.
Susana también comparte su truco para memorizar:
“Cuando había un listado de cosas como Feasibility, Appropriacy, Occurence and Systematic potential, cogía la primera letra de cada palabra y formaba una nueva, SOFA, y así memorizaba, porque mi memoria es pésima».
Abigail, en esta última fase de estudio, se apoya en sus esquemas y/o mapas conceptuales y, para memorizarlo va escribiendo en folio en sucio lo que tiene que recordar.
Beatriz, en los días antes del examen, se dedica a repasar las libretas. Si va bien de tiempo, hace una cuarta vuelta en la que mira el tema y las libretas para afianzar los conceptos de todo el tema. De esta manera, puede quedarse sólo con la revisión de las libretas en los días previos al examen.
5: Actitud
No sólo las técnicas son importantes, también resulta crucial la actitud y la voluntad que ponemos a la hora de estudiar.
El secreto de Ana está en no desistir y ser muy meticulosa:
“Yo estudio muy lentamente, soy muy minuciosa y concienzuda, no me gusta pasar a lo siguiente hasta que no estoy segura que controlo la materia que tengo delante, a veces tropiezo con algo que me da la sensación de que no puedo aprender, pero hasta que no encuentro la manera de aprenderlo no paso a lo siguiente.”
Lo que le anima a Abigail cada día a sentarse delante de los libros es, a pesar de su dificultad, demostrarse a sí misma y al mundo que no es tonta, como tantas veces le han hecho creer, sino que solo es disléxica y se siente orgullosa de serlo, “pues somos especiales” -declara. Y claro, luego hay motivaciones más prácticas, como encontrar trabajo.
¿Cómo afrontar el día del examen?
Beatriz Rey (disléxica que ha terminado dos carreras, dos másteres y ha escrito dos libros) nos comparte sus trucos:
- La primera vez que lees la pregunta marca en amarillo o con lápiz las palabras claves de lo que preguntan. Así podrás visualizar lo que te quieren preguntar.
- Si la pregunta está formulada en negativo pásala a positivo cambiando el No por el Sí. Te ayudará a entender la pregunta en el sentido lógico.
- Ten cuidado si la respuesta está formulada con doble negación, en este caso te puede ayudar hacer un dibujo/esquema que te facilite la comprensión
- Deja las que te resultan difíciles de comprender para el final del examen. ¡No pierdas tiempo!
- Nuestro rival es el tiempo. En la comprensión y en aquellos términos que se escriben parecido pero significan cosas diferentes, tenemos que tener mucho cuidado.
“Te puede resultar difícil la comprensión de las preguntas con sus repuestas. Para ello es crucial que lleves el temario muy bien estudiado. Que seas rápida/o haciendo los esquemas para sacar la respuesta correcta. Los esquemas tienen que ser simples y muy visuales».
No todo son dificultades: los beneficios de ser disléxico
Susana está enseñando lengua castellana, que para ella es un reto, y recientemente ha creado un esquema explicativo de cómo estudia la clasificación de palabras (agudas, llanas y esdrújulas). Comenta que lo hizo tan claro para entenderlo ella y poder enseñarlo, que todos se enteraron y eso le hizo sentir muy orgullosa de sí misma. “Ojalá algún día valoren nuestro esfuerzo” -suspira.
Y es que esto que le ocurrió Susana parece bastante común entre los disléxicos, que se esfuerzan tanto en organizar la información para poder procesarla más rápido, que se vuelven unos expertos en técnicas de estudio. Estoy segura de que muchos no disléxicos encontrarán muy útiles las pautas que se han descrito en este artículo.
Autoría del artículo: Luz Rello y Clara Pavón
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